
En Pucón existe un lugar donde el vapor se mezcla con la lluvia, el silencio suena fuerte y el estrés no tiene señal. Entre bosques nativos, jardines del sur de Chile y aguas termales naturales, el Parque Termal Botánico propone una nueva forma de bienestar. Uno más consciente, más real.
A 15 kilómetros del centro, este espacio combina ciencia, naturaleza y descanso en un entorno que invita a bajar las revoluciones. Aquí el bienestar no es una promesa en cápsula, sino una experiencia que se siente con los sentidos despiertos: el calor del agua, el aroma de la tierra húmeda, el sonido del río.
El parque es más que un destino de relajo. Es un proyecto vivo de conservación y educación ambiental. Sus aguas termales, declaradas curativas por el MINSAL, se integran con un jardín botánico en crecimiento y un humedal depurador. Este maravilla natural ocurre reutilizando las aguas grises del lugar, cerrando un ciclo sustentable que conecta al visitante con la lógica de la naturaleza.
Durante todo el año, el parque recibe escuelas rurales y municipales que participan en su programa educativo “Aula Abierta”. Así, esta iniciativa busca enseñar sobre biodiversidad, restauración y tecnologías verdes desde la experiencia directa. Y para quienes buscan bienestar, están las Botanic Sessions: actividades gratuitas como yoga, pilates en agua o baños de bosque que mezclan movimiento y contemplación en medio del entorno natural.
En tiempos donde el descanso parece una meta más, el Parque Termal Botánico propone otra cosa: detenerse. Observar cómo el vapor se disuelve entre los árboles, cómo el agua fluye sin apuro, cómo el cuerpo se adapta a un ritmo más antiguo, más humano. Aquí, el ocio y el aprendizaje es un derecho para tener una vida más plena y relajada.
Porque a veces, volver a lo esencial no es un lujo. Es una necesidad.

